EL PLATO TÍPICO ESPAÑOL

La paella para «los de fuera» es la pasta de los italianos o el karate de los chinos, que para colmo de males es japonés, el karate digo, no la paella que auque es arroz, tampoco es China, ni el arroz, que es de Calasparras y bomba, si puede ser… «Con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones»…
Esperen que vuelva de Cadiz, que he cogido atasco… perdones ustedes, decia yo que eso es como decirle a un granaino ¡que bonita es la Giralda del Albayzin y esas cuevas flamencas del barrio de Triana con sus cantes…las sevillanas!

Un crepe en Montmartre mientras posas para una caricatura, una salchicha por Kaiserstaße esquivando meretrices por Frankfurt, un bocata de arenque crudo con cebolla y pepinillos a orillas del Ijsselmeer, con las pupilas como dos monedas de 500 de la marihuana de los coffeshop… unos bombones de praliné bien pegados al paladar, paseando por Brujas y como no una «ligera» moussaka en Mikonos meneando un bigote postizo y una chapela de cuero antes de salir a bailar YMCA.

Si cruzamos el charco,  a los norteamericanos les vuelve locos el beefjerky, tiras de carne seca, salada y especiada, el desierto del Arizona en tu boca, cortezas de morro, pero a lo yankee. Los argentinos con el asado y media América latina come maiz en tortas, tortillas, arepas y la otra mitad plátano macho frito, machacado y frito… pura jugosidad…
Que digo yo… toda esta gente ¿cuanta agua beben comiendo? Todo tan seco, que pastizal madrecita, venga saliva y venga masticazos, que fatiguita de platos…

Los españoles somos más prácticos y es que a economía no nos gana nadie, mientras que no se hable de dinero claro, que siempre estamos tiesos; chiquillo = illo; con los amigos, ya si eso, yo te llamo; en el trabajo, voy a salir un momento;  al quedar con alguien, estoy saliendo, ve tirando…
Con poco de dice mucho y a buen entendedor pocas palabras bastan.
Así que en la mesa, pues más de lo mismo, media barra de pan por cuchillo (como dice mi Alonsico) y una cuchara, nada más y de agua, ni hablar, vino, el agua ya la lleva el plato hondo lleno hasta los filos que me ha echado mi madre más caliente que el mismisimo infierno, que riza las pestañas y se te ponen los ojos como al maestro de Kung Fu, como te acerques a soplarle.

Ni paella, ni tortilla ni ensaladilla ni ná de ná, si miramos para nuestros adentros, lo que de verdad ha alimentado a España durante años ha sido la olla, el guiso, el puchero, el pote,  un plato caliente que levanta el alma y reconforta el espíritu, como Dios manda – y mira que los 12+1 en la ultima cena se repartieron un pan y se ve que mojaron en una friste fritailla…-

Pues eso, que lo que nos diferencia del resto del Mundo es nuestra capacidad para llenar una olla de ingredientes humildes y darle de comer a mucha gente.
La magia de esas ollas que han quitado el hambre a tantas familias y han dado las fuerzas necesarias para levantar un país del que me siento muy orgulloso, con más historias de un vagabundo callejero, más viejo que el pan y más listo que el hambre.

De Norte a Sur:
Lacón con grelos, lamprea a la bordelesa. Fabes con almejas, pote asturiano, mrmitako, cocido montañes y cocido lebaniego, pochas. Patatas a la riojana, cocido maragato, botillo de León, cocido madrileño. Garbanzos con bacalao y espinacas. All i pebre de anguila, berza, papas con choco, fideos con pintarroja, pelotas de Vera, gachas con pimentón, gurullos con conejo o con perdiz, y  acelgas esparragadas…

Cojan una cuchara y siéntanse conmigo. Que aproveche.

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